Historias como esta son las que gusta contar, a pesar del tremendo susto y momentos de angustia que debieron sentir los padres de un bebé de siete meses a quienes unos agentes de la Policía Local de San Roque han salvado la vida.
Los policías Pedro y David iban patrullando cuando escucharon los gritos de varias personas. Hacia ellos corrió un hombre con un bebé en brazos. Era un feriante de San Fernando que les contó que su hija, de solo siete meses, no podía respirar porque tenía un trozo de plástico en la garganta.
Los agentes no lo dudaron un segundo para actuar. Comprobaron que no respiraba, que no tenía nada en la boca y aplicaron a la pequeña la maniobra de Heimlich. Tras cinco palmadas en la espalda, el bebé comenzó a llorar.
Cuando estuvieron seguros de que la pequeña respiraba ya con normalidad, los agentes informaron a los padres de que era recomendable trasladarla a un centro sanitario con el fin de que un especialista comprobase su estado de salud. Como no tenían medios para el traslado, la propia Policía Local llevó a la familia al centro de salud de San Roque, donde certificaron que la niña se encontraba en perfecto estado.
Un final feliz que viene a demostrar la capacitación de los agentes y su entereza para enfrentarse a situaciones adversas como ésta. Y es que, sin lugar a dudas, los dos policías salvaron la vida del bebé.