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Miércoles 17/04/2024  

Jerez

"Soy parte de ese 0,00005% que contrajo una enfermedad tras vacunarme con AstraZeneca"

Un militar de la Armada de 50 años y hermano mayor del Consuelo relata en una carta su dura batalla durante un mes y su "milagrosa" recuperación

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  • Juan Luis Vázquez, hermano mayor del Consuelo, durante su paso por Luz de Pasión. -

Después de un mes “muy duro”, debatiéndose entre la vida y la muerte en la UCI del Hospital HLA Puerta del Sur (antiguo Asisa), Juan Luis Vázquez Román, militar jerezano de las fuerzas armadas de 50 años y hermano mayor del Consuelo, siente que “he vuelto a nacer”, y ha querido trasladar su “agradecimiento eterno” a todos los que mientras luchaba por salir adelante, empezando por su familia, se han preocupado por su estado de salud, que se vino abajo a los pocos días de ser vacunado el pasado 7 de abril. Atendiendo a su colectivo profesional esencial y su edad, recibió la primera dosis de Astrazeneca justo el día antes de la suspensión de la vacunación con esta farmacéutica para menores de 60.

Él mismo ha relatado en una carta que reproducimos a continuación cómo ha vivido este episodio. “Según dicen las estadísticas,  posiblemente soy parte de ese 0,00005 por ciento que contrajo una enfermedad de las denominadas “raras” después de vacunarse con AstraZeneca. Tras varias semanas de incertidumbre y andar con un pie aquí y el otro Dios sabe dónde, mi recuperación, en palabras de uno de los médicos el día que salí de la UCI, ha sido “prácticamente milagrosa”. Mucha culpa de esto la tienen las personas que habéis pedido por mí, de ahí estas letras que, aunque no pueden abarcar todo cuanto tengo que agradecer, sirvan de alguna manera para haceros llegar mi eterno agradecimiento. Ha sido un mes duro -prosigue-, muy duro, para mi familia, para mis amigos, para la gente que me quiere, en definitiva, para los míos, que no faltaron ningún día agolpados a las puertas del hospital. Han sido muchísimas las oraciones, las muestras de cariño por las que me siento tremendamente abrumado y, por supuesto, eternamente agradecido a las hermandades y grupos de religiosos que sé y me consta que se han deshecho en oraciones. Y a mis Hermanas de la Cruz que tanto han pedido por mí, movilizando incluso a otros conventos de la Compañía, y cómo no, a tantas personas conocidas o no, que me han tenido presentes en sus oraciones. No sé cómo agradecéroslo, no podéis imaginar lo que me habéis ayudado, porque verdaderamente el poder de la oración y la fe son imparables y esto puedo asegurar que es una verdad incontestable.

También quiero destacar, cómo no, la labor de equipo médico de la UCI del Hospital de Asisa de Jerez, que hizo un trabajo encomiable. Magníficos profesionales que, bajo la dirección del doctor Andrés Sainz de Branda, supieron detectar el problema y buscar una solución. Mi eterno agradecimiento también para ellas. 

Las Hermanas de la Cruz le han pedido mucho al Padre Torres Padilla, quien fuera confesor y director espiritual de Santa Ángela de la Cruz. Visto el resultado, le pido yo también por vosotros, por todos los que empleasteis vuestro tiempo en tenerme presente en vuestras oraciones. De corazón os digo que tenéis mi eterno agradecimiento.

Este año es muy especial para mí. No solo es el año en el que he vuelto a nacer, también es el año en el que mi Cristo de la Viga presidía el Vía Crucis de la Unión de Hermandades. Además, se cumple el veinticinco aniversario de la Bendición de la Virgen del Consuelo, (mucho que me agarré a la mano de la chiquitita del Pelirón), y también se cumplirá el setenta y cinco aniversario de la llegada de las Hermanas de la Cruz a Jerez, ¡cuánto te lo pedí madre Angelita! Como buen cristiano que procuro ser, no creo en las casualidades, así que este es el año y ahora me toca luchar por cumplir las promesas que hice postrado en una cama de hospital.

Decía Santa María de la Purísima de la Cruz: “Qué bonito es luchar cuando se tiene fe, la vida es lucha, pero qué bonito es luchar cuando se tiene fe y se valoran las cosas a la luz de Dios, es entonces cuando todas las dificultades y contrariedades se transforman. No olvides nunca que la fe es la virtud más necesaria”.

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