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En su caso, ha explicado que tiene “muy presente” cuando empezó el problema, que fue el 29 de junio de 2020, porque ella misma, que es profesora de Secundaria, tenía un claustro virtual al que no pudo asistir.
"Desde ese momento, ya sea en olas de frío o de calor, en cualquier momento podemos tener 15 o 20 cortes diarios”, ha asegurado.
En el caso de este verano, desde el pasado 8 de julio se han producido cortes continuados, “algunos de hasta 18 horas consecutivas”, lo que hace que “no sea una forma de vivir digna para ninguno”.
Ha señalado que el barrio “está envejecido” y en él viven “personas mayores con el botón de teleasistencia, que dependen de máquinas, de respiradores, que tienen sillas elevadoras que dejan de funcionar, y que tienen que ser ayudadas por hijos o vecinos que las muevan en brazos”.
“Los que nos podemos valer por nosotros mismos tenemos otros problemas, como que hay que tirar comida, o tener a los niños de. vacaciones sin que pueden ver la tele o usar el ordenador”, ha afirmado, para añadir que durante el curso escolar “ha sido imposible asistir a exámenes virtuales, porque se les va la luz continuamente”.
Ante esta situación, los vecinos “se han plantado ante la inacción y la condena a morirse de calor en las casas, que son hornos”, y cuentan con la solidaridad de mucha gente, que les están llevando fruta, bocadillos y bebidas, para quedarse allí de forma indefinida.
Por el momento, han pasado allí la noche, con la condición de que el Ayuntamiento cierra las puertas del centro en esas horas.
"Al menos tenemos aire acondicionado para poder dormir, aunque sea encerrados”, ha concluido.