El presidente de la Diputación de Sevilla, Javier Fernández, y el Defensor del Pueblo Andaluz, Jesús Maeztu, han mantenido un encuentro de trabajo y han puesto sobre la mesa asuntos de actualidad
como las negociaciones sobre el reparto de menores migrantes entre todos los territorios, una crisis para la que ambos han pedido
responsabilidad.
“En Andalucía no hay extranjeros propios, ni externos. Cuando uno llega a Andalucía se tiene que sentir andaluz por los cuatro costados. Evidentemente
, en este reparto hay que huir de la demagogia, hay que huir de situarlos porque son niños a fin de cuenta. H
ay que hablar menos y aplicar más la solidaridad. Espero que Andalucía esté a la altura”, ha valorado Javier Fernández.
Por su parte, Jesús Maetzu, como Defensor del Menor, ha recordado que el “reparto tiene que ser justo”. Ha dicho: “Si tienen que venir, que vengan. Estamos todos acogiendo niños. Ojalá se queden en Andalucía los que podamos acoger. Así, tendremos niños, que están cerrando unidades educativas”.
Según Maeztu, en la actualidad, en Andalucía hay 1.500 menores en residencias y en acogida.
Defensoría del Pueblo Andaluz durante más de 40 años
En su visita, Javier Fernández
ha confirmado que llega como “el presidente que representa a dos millones de sevillanos y sevillanas que forman parte de la provincia” y que no se representa a si mismo, sino “a tanta gente que, de alguna manera, está bajo la circunscripción de la Diputación".
Según Fernández,
el desarrollo de Andalucía "no se podría entender sin muchas cosas, evidentemente, pero sin la acción y la actuación del Defensor del Pueblo, tampoco habría sido posible el avance democrático en esta tierra y el despliegue del Estatuto de Autonomía".
Para el presidente de la Diputación, la existencia de esta institución, "que controla a todos y cada uno de los poderes legítimamente emanados de las urnas, es la que ofrece garantías para que las administraciones puedan ejercer con eficiencia y eficiencia su trabajo".
Fernández ha felicitado a quien, durante estos 11 años, ha sido defensor del Pueblo, Jesús Maeztu, "absolutamente inmaculado e imparcial en todos los ámbitos, porque ha enseñado el camino de cómo se tiene que comportar, cómo se tiene que actuar desde esa deliberación y cordialidad permanente".
Ha dicho: "Él hace que ésta sea una institución dura cuando tiene que hacerlo, porque hay que exigir derechos y libertades, y también una institución amable, para que la gente la sienta como algo propia".