Isaías Pérez Saldaña abandona la presidencia del Parque Cientítico y Tecnológico de Cartuja porque ya está “amortizado” en su partido, porque su papel ya es prescindible ante el descenso de inversión estatal en I+D+i y porque quiere aligerar la nómica del parque. “Yo que no sirvo para estar, no puedo ser”, decía para explicar que su vida pública ha llegado a su fin. Eso sí, quedan cosas pendientes y usó su última palabra para dejarlo claro. Amortizado pero con muchas que decir.
Muy tranquilo y muy agradecido por estar tantos años en la vida pública. “Entiendo la política como un ser y no como un estar”. Así empezaba para dar sus razones de dimisión rápidamente. Lo primero, el partido: tras los últimos congresos ha visto que “está amortizado”, ya sin cargo alguno. Lo segundo, ya no es “imprescindible” su papel de gestión tras los recortes en los programas de I+D+i, apenas 180.000 euros de fondos. Lo tercero, aligerar la nómina: su salida posibilita que haya una presidencia no ejecutiva (asumida por el consejero) y los designios del parque los llevará ahora la directora gerente.
“Yo, que no sirvo para estar, no puedo ser”, afirmaba para puntualizar que estaba “contento con como me ha tratado mi partido” y, además, satisfecho por los logros en su gestión como alcalde de Ayamonte, consejero de Asuntos Sociales y Agricultura, y presidente de Cartuja: es el parque científico más importante de España, el segundo en número de empresas y en facturación y el único urbano, el “barrio del conocimiento”, aunque hayan tardado tanto en reconocerlo.
Sus hitos: la recuperación, como sede de Cartuja, del Pabellón de Europa; el adecentamiento del parque con los fondos Proteja; y la Tecnoincubadora Marie Curie, la “joya de la corona” y un ejemplo de que es “un error de planificación recortar en I+D+i”.
Y se le quedó en el tintero: la ampliación de Cartuja y dotarla de movilidad. Los 128.000 metros cuadrados proyectados -el canal inservible para instalar empresas innovadoras y los aledaños de Carlos III (donde ponen el mercadillo) para aparcamientos- siguen en el limbo de la Gerencia de Urbanismo. “No es el momento de la inversión, pero sí de los papeles”, decía como una queja profunda por la falta de diligencias de las administraciones, la Junta (por Agesa) y el Ayuntamiento.
Aunque desde que llegó a Cartuja se desbloqueó (recordó la guerra Monteseirín-Viera) la relación con el Ayuntamiento, en lo único que se ha avanzado algo es en movilidad, aunque no se ha abordado ni la ampliación del cercanías hasta Blas Infante -según él, “aquí no hace falta Metro”- ni la congestión que creará la Torre Pelli, que sólo tiene un puente de salida.