El Ayuntamiento de Sevilla y los vecinos del entorno de la Alfalfa han mantenido este miércoles un encuentro para analizar la situación de esta zona afectada por el consumo de alcohol en la calle, algo ante lo que se ha acordado mantener reuniones semanales para ver como evoluciona y aumentar la presión policial y los controles a los establecimientos.
La reunión ha contado con la participación del concejal delegado de Seguridad y Movilidad, Juan Bueno; la delegada de Distrito Casco Antiguo, Amidea Navarro, y una representación vecinal encabezada por la portavoz de la plataforma 'Alfalfa Degradada', Silvia Carrión.
Durante el encuentro, que ha discurrido "en buen tono", los vecinos han transmitido la situación que están padeciendo, mostrándose dispuestos a colaborar en las posibles soluciones. Así, fuentes municipales han indicado a Europa Press que se ha acordado la realización de reuniones de coordinación semanales, habiéndose fijado ya una para el próximo martes, hasta que la situación se solucione, además del contacto directo de los vecinos con la Policía Local.
También, se han acordado actuaciones inmediatas como es el incremento de la presión policial en la zona y de los controles de los establecimientos del entorno. En este marco, cada semana se irán evaluando los resultados de las acciones para constatar su mejoría o el ajuste de las medidas. En el encuentro, se les ha detallado a los vecinos que entre las opciones planteadas encima de la mesa a los hosteleros se ha encontrado la limitación horarios si el problema no se soluciona, algo que si finalmente decidiera ejecutarse se realizaría con el "consenso del sector".
Por su parte, Carrión ha indicado a Europa Press que el Ayuntamiento ha "entendido el problema perfectamente" y ha valorado las medidas acordadas con una mayor presencia policial y la mesa de seguimiento ante "un problema integral" del entorno. Asegura que existen "incumplimientos" actualmente de la Ley Antibotellón y de la ordenanza de ruidos a lo que suma que hay bares que "no cierran cuando deberían y no cumplen las normas".
"Tanta gente bebiendo en la calle es una mala imagen para la ciudad y no aporta beneficios económicos pero sí daño a las personas. Los vecinos estamos sufriendo", sentencia, enumerando problemas como "grandes aglomeraciones de gente, ruido ambiental, gente consumiendo alcohol, actitudes incívicas, necesidades fisiológicas en la calle, entre otros".
Añade que todo esto está regulado por ley y que la solución pasaría por la aplicación de la norma, aunque añade que "no hay cultura de aplicar esa normativa". "El problema es todos los días y no se respeta nuestro derecho al descanso", concluye.