Un acusado de homicidio ha reconocido hoy en un juicio con jurado popular que le dio un puñetazo a la víctima, que era amigo suyo, durante una pelea "tonta", lo que le hizo caer al suelo y golpearse la cabeza, tras lo cual fue trasladado a un hospital, donde el agredido murió una semana después.
El acusado, Jorge Luis M., de 43 años, ha explicado que en 1997 coincidió con la víctima durante un año en prisión, y ha señalado que la noche de la pelea, la madrugada del 10 de agosto de 2015, discutieron porque no le quería dejar un mechero.
La discusión fue en aumento y, tras un forcejeo, el acusado, que estuvo ocho meses preso por esta causa, ha admitido que primero le dio un golpe en la cara con la mano abierta y luego otro con el puño cerrado, lo que provocó que cayera al suelo y se golpeara con la cabeza, sin que el agredido perdiera la consciencia.
Tras el revuelo montado en la zona, en una calle cercana al cementerio de Sevilla, llegó la Policía, que insistió en llevar al agredido al hospital a pesar de su oposición.
La víctima llegó consciente al hospital Virgen Macarena, y tras una primera exploración de urgencia, empezó a sufrir un proceso de deterioro de consciencia, por lo que se le hizo un TAC que determinó una hemorragia subdural, que finalmente le provocó la muerte el 17 de agosto.
"Jamás en la vida podía pensar que iba a pasar esto", ha dicho entre sollozos el acusado, para el que el fiscal pide doce años por un delito de homicidio y que ha mostrado su arrepentimiento por una pelea "tonta" que le ha "arruinado" la vida, ya que en esa época tenía trabajo y había dejado las drogas.
El acusado, tras indicar que la noche de la pelea su amigo, L.A., había tomado metadona y alcohol, envió a la familia una carta pidiendo perdón por lo ocurrido.
El abogado defensor, Carlos de Elías, por su parte, ha subrayado que el acusado "no es un asesino" y "jamás" tuvo intención de matar a su amigo, y ha anunciado que va a pedir que le condenen por un delito de lesiones con resultado de homicidio no deseado, castigado con entre uno y cuatro años de cárcel.