Jesús Alvarez, periodista y escritor, presenta su novela “El ingeniero que no sabía bailar", una obra de rabiosa actualidad que se adentra en el oscuro mundo de aquellos que sufren la crisis de una manera dura, aunque deja un hilo de esperanza a que las cosas mejoren, dejando claro que es posible salir del pozo. El libro sólo está disponible a través de Amazon.
Licenciado en Ciencias de la Comunicación, en la especialidad de Periodismo, por la Universidad Complutense de Madrid. Fue responsable de la sección de Educación y Universidad del diario ABC desde 1997. Al año siguiente puso en marcha la sección Paraninfo dedicada a la actualidad universitaria, académica, investigadora y científica de Andalucía. De 2000 a 2014 dirigió la sección de Cultura de ABC de Sevilla. En 2001 creó la guía de ocio juvenil Urbana 7 y en 2007 la revista de ocio ABC 360. En 2014 se puso al frente de ABC Provincia. Actualmente es el Jefe de la sección Local de ABC de Sevilla.
Álvarez visitó la redacción de Viva Sevilla para comentar aspectos de su obra.
¿Es cierto que el motivo de escribir esta novela es la consecuencia de un reportaje que usted realizó?
Sí, es cierto. La novela surge a raíz de un reportaje que publique en la Nochebuena de 2014 tras la visita a un comedor social de San Juan de Dios, en la calle Misericordia. Esa visita me hizo conocer una realidad, que me resultó muy sorprendente, ya que esperaba encontrar a un perfil de ciudadano como los indigentes, alcohólicos o personas con problemas mentales, pero mi gran sorpresa fue encontrar allí a ingenieros, algún informático y otros profesionales, personas que habían perdido su empleo y que tenían la necesidad de acudir allí para poder comer, al habérseles torcido la vida. Esto hizo que me interesara por una persona que estaba allí, concretamente un ingeniero, y me lancé a escribir la novela.
"El ingeniero que no sabía bailar". ¿Qué nos cuenta en esta obra?
Es la historia de una caída brutal, una persona que tres años antes de llegar a ese comedor social tenía un buen trabajo, era socio de un club privado y poseía una buena casa, pero pierde su trabajo. Algo que desgraciadamente puede ocurrirnos a cualquiera de nosotros. Ese es el punto de partida pero también tiene un mensaje de esperanza, que surge después de que Álvaro Peña, el protagonista, conociera a una persona en ese comedor.
¿Qué hay de ficción y qué de realidad en esta historia?
Bueno… es una novela, no es un documental, pero si es cierto que muchas de las cosas que se cuentan han sucedido. El protagonista y los personajes son reales. Lo que he novelado es la forma en que esta persona llego al comedor social. He imaginado lo que tuvo que pasarle para llegar a esa situación. No quiero hablar mucho del contenido pero si te diré que se refleja la esperanza de que se puede salir del hoyo. Es una historia de amistades, que surgen de ese comedor social, y de segundas oportunidades.
Desde su experiencia profesional, sobre todo en ABC, ¿cémo cree que ha afectado la crisis, que ya dura muchos años, al periodismo profesional? ¿Qué diferencia ve en el periodismo del final del siglo XX y el que tenemos en la actualidad?
La crisis ha afectado a todas las profesiones, lo que sí es cierto es que en el periodismo ha sido como una especie tormenta perfecta. Se han unido la crisis, que afecta a todo el mundo, con la crisis del modelo de negocio de las empresas de prensa. Con la aparición de internet y redes sociales hemos llegado a un punto en el que si los periódicos muestran credibilidad, es decir, si las informaciones que transmiten son veraces, sobrevivirán, pero si se convierten en un blog o twitero más, y publican sin contrastar, el periodismo profesional va a sufrir mucho. En cuanto a las remuneraciones a los profesionales, y esto afecta no solo al periodismo, estamos en un punto preocupante.
Por desgracia en España hay muchos Álvaro Peña. ¿Qué mensaje les enviaría para ayudarles a superar estas desagradables, y a veces trágicas circunstancias?
El mensaje es de esperanza. En la novela, el protagonista llega casi a caer en el abismo pero consigue levantarse. Es complicado decirle esto a una persona que lleva 4 o 5 años en el paro, porque es verdad que el mercado laboral español no premia la experiencia, otros como el alemán si, son los veteranos los que enseñan a los jóvenes en las empresas. El mercado español tiende a quitar de en medio a los mayores y prefieren a gente más joven aunque tengan que formarlos, estos por supuesto, peor pagados. Esa puede ser una de las claves. Yo le diría a esos Álvaro Peña, aunque para este colectivo salir de la crisis siga sonando a chino, que no se rindan, que continúen formándose, que sigan intentándolo y sobre todo que, como hace el protagonista de la novela, que con la experiencia y conocimientos que tienen, intenten emprender para salir de esa situación.
¿Cómo se adapta un periodista acostumbrado a escribir reportajes o artículos cortos a el reto de escribir una novela larga?
Es un desafío, eso sin duda. Esta es mi primera novela. Cuando estas acostumbrado a escribir reportajes o artículos de siete u ocho mil caracteres y te enfrentas a algo con medio millos de esos caracteres es un desafío grande. Lo realmente importante es tener algo que contar. Una historia que le pueda interesar a la gente. Se necesita mucha paciencia y tiempo, hay que hacer muchas correcciones. Esta obra tenía en principio cien mil caracteres más, pero intente desnudarla, hacerla lo más sencilla posible para que cualquier lector pudiera leerla casi del tirón.
¿Es cierto que la necesidad y las carencias hacen que muchas personas se conviertan en más solidarias?
Una de las lecciones que me ha dado esta crisis es la solidaridad de la gente. Lo comprobé cuando estuve en ese comedor social. Los responsables me comentaron que había una lista de más de doscientas personas dispuestas a ayudar. Personas que en vez de ir al cine o con los amigos invierten esas dos o tres horas libres en ir allí a servir comidas, ir a buscar a personas a la calle para llevarles un termo de café o un bocadillo o simplemente ayudar con la recogida de ropa. Creo sinceramente que la crisis ha sacado lo mejor de muchas personas, porque creo que sin esa solidaridad muchas personas como Álvaro Peña no habrían superado la situación. La solidaridad viene de esas personas que ayudan desinteresadamente, pero también, en gran medida, en el seno de la familia. Muchas personas no han acabado en un comedor social por la ayuda familiar, sobre todo por la pensión de sus padres o abuelos, que han salvado a muchos de caer en la indigencia y si me apuras hasta de que se haya producido un estallido social. Los grandes baluartes de la sociedad española son las pensiones, los subsidios de desempleo, la educación y la sanidad. Si se tambalean se tambalea la cohesión social.
¿Tendrá continuidad esta novela, o en otras palabras, se adentrará Jesús Alvarez en el mundo literario con más asiduidad?
Me gustaría. De hecho ahora tengo un proyecto entre manos, es la historia de un accidente que tuvo lugar en Sevilla hace dos años. Estoy intentando escribir un relato sobre eso. Sí, Me gustaría pero siempre que tenga algo que contar, si tengo una historia que merezca la pena ser contada.