En el paisaje urbano de la localidad sevillana de Gilena se han colado desde hace unas semanas unos contenedores de color rojo que tienen como único fin recoger las mascarillas y guantes que usen sus vecinos para protegerse de la covid, un proyecto que ahora intenta expandirse a otros puntos de España.
Se trata de una idea de la ONG ‘Acción planetaria’, y la empresa UPTR , que lleva más de 20 años de experiencia en gestionar este tipo de residuos provenientes de clínicas y hospitales, y que, además de Gilena, ha llevado, de momento, la iniciativa a municipio sevillanos como Herrera o Aguadulce.
Lo explica en Gilena Eusebio Joya, un vecino del mismo municipio que es además responsable en la zona sur de la entidad, que ha conseguido implicar a los vecinos en una idea que “están aceptando, llenando los contenedores y colaborando activamente con la idea”.
Los seis contenedores de Gilena están distribuidos por puntos estratégicos de este pueblo de unos 3.500 habitantes, y se manejan con un pedal, de modo que no es necesario tocarlos, con lo que se garantiza la salubridad total para las personas que colaboran con la idea.
Además, “se le da participación a los vecinos a la hora de gestionar todos los residuos que se depositan, porque los contenedores tienen un código que informa a los vecinos de qué hacer si lo encuentran lleno, de modo que se facilita información en tiempo real de qué hacer para que vuelva a usarse”.
Muy cerca, en Herrera, los mismos contenedores se encuentran junto al Instituto, Plaza de Abastos o Ayuntamiento, con el mismo fin de evitar “que las mascarillas, guantes o cualquier material usado para prevenir el contagio de la covid-19 no acaben en el mar, ríos o bosques”, como recuerda el Ayuntamiento en sus web oficial.
Eusebio Joya defiende un millar de razones para defender que los contenedores se usen de forma responsable, pero entre ellas esgrime el demoledor dato de que “las mascarillas de un solo uso tardan unos 400 años en degradarse, y si de esta cantidad tiramos al suelo solo un 10 por ciento, sabemos que 550.000 mascarillas llegarán a nuestros ríos, mares y bosques”.
De hecho, mientras Eusebio recorre su pueblo para mostrar a Efe algunas de las zonas donde existen los contenedores, se encuentra con una mascarilla tirada en una plaza a pocos metros de uno de ellos, algo incomprensible, pero que compensa el hecho de que la idea está siendo más que bien aceptada por los vecinos.
“Tenemos que ser cada vez más consientes y parar ya la contaminación del planeta con estos plásticos de un solo uso que se suman a las toneladas de residuos que generamos día a día”, recuerda ‘Acción planetaria’, que sí admite que entiende que “las medidas contra la covid-19 y el uso de las mascarillas para cuidar nuestra salud, pero no olvidamos plantear a las administraciones locales contribuir al cuidado del medio ambiente, porque un cuidado para hoy, no puede ser un gran problema para mañana”.
Ahora, la idea es que los contenedores rojos se conviertan en parte de la vida de la mayor parte de España, tomando como ejemplo lo que se ha hecho en Gilena como municipio pionero.
La ONG ha pensado en todo, e incluso en la posibilidad de que haya que dar un segundo uso a los contenedores cuando termine la pandemia, y ya tienen planteado realizar una acción solidaria en lugares de África en los que trabajan, para que incluso los propios contenedores tengan una nueva vida cuando las mascarillas dejen de ser parte de nuestra vida diaria.
Sevilla
La otra vida de las mascarillas
En el paisaje urbano de la localidad sevillana de Gilena se han colado desde hace unas semanas unos contenedores de color rojo
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