El acusado del apuñalamiento de Betis alega que iba "morado" y que la víctima le atacó

Publicado: 05/10/2021
Asegura en el juicio que había tomado drogas y que todo sucedió en un contexto de "pelea" entre ambos
La Sección Séptima de la Audiencia de Sevilla ha iniciado este martes el juicio promovido contra un varón acusado de intentar matar a otro a la salida de un bar de la calle Betis de la ciudad hispalense la Nochebuena de la Navidad de 2019, alegando el inculpado que durante los hechos estaba "bastante morado" de alcohol y de drogas, que la víctima de la agresión le habría atacado y que todo sucedió en un contexto de una "pelea" entre ambos. Según sus palabras, actuaba en una situación de "pánico" y "para nada" pretendía matar al afectado.

El juicio, suspendido el pasado mes de abril y fijado después para este martes y este miércoles, ha comenzado con la comparecencia del acusado, Carlos F.M., actualmente de 31 años de edad y quien ha afrontado en primer lugar las preguntas de la Fiscalía, instancia en cuyo escrito de acusación figura que el inculpado "había tenido varios problemas con un chico de su edad" identificado como Raúl G.C. y tres días antes de los hechos, ambos "habían tenido un enfrentamiento importante en la puerta de un salón de juegos".

El día de los hechos, la Nochebuena de la Navidad de 2019, ya a las 7,12 horas de la madrugada previa al día de Navidad, el acusado estaba con unos amigos en las inmediaciones de un pub de la calle Betis del que salía Raúl G.C., a quien el encartado, según el relato de la Fiscalía, "comenzó a agredir y con la intención de acabar con su vida, le clavó con fuerza un objeto punzante en el costado, asestándole posteriormente un fuerte golpe en la cabeza con la parte roma de dicho objeto".

"SIN CEJAR EN EL EMPEÑO DE DARLE MUERTE"

Aunque el joven agredido se zafó de su agresor y corrió hasta el personal de seguridad de una discoteca cercana, Carlos F.M., según la Fiscalía, "sin cejar en el empeño de darle muerte, le siguió y, rodeando a la multitud que se había agolpado, trató de acometer de nuevo a Raúl G.C. con el objeto punzante, lo que fue impedido por uno de los porteros de la discoteca", extremo que motivó que el acusado acabase dándose a la fuga.

El joven víctima de la agresión sufrió un traumatismo craneoencefálico, traumatismo penetrante torocoambominal y fractura de arco costal, siendo ingresado en un hospital, según la Fiscalía, que atribuye al acusado un presunto delito de homicidio en grado de tentativa, reclamando inicialmente para él una pena de siete años y medio de cárcel y la prohibición de aproximarse a la víctima durante diez años.

Frente a ello, Carlos F.M. ha explicado en el juicio que aquella Nochebuena estaba "bastante morado" por el consumo de alcohol y drogas, asegurando que tras salir del pub de la calle Betis en el que estaba "tomando una copita", Raúl G.C. se habría abalanzado sobre él con la intención de agredirle, enzarzándose ambos en "una pelea". "Él iba flechado hacia mí. Nos liamos a puñetazos", ha dicho, exponiendo que "dos días antes" Raúl G.C. le habría "abierto la cabeza" en una agresión previa.

"ENZARZADOS" EN UNA PELEA

En una situación de "miedo" y de "pánico" y estando ambos "enzarzados" en la pelea, según el relato del encartado, el mismo habría recogido del suelo un objeto "metálico" y punzante que ha negado que fuera un cuchillo, usándolo contra Raúl G.C. "Era lo primero que cogí del suelo", ha asegurado, manifestando que "para nada" quería matar a Raúl y que no era consciente del "daño" que podía perpetrar con dicho objeto. "Yo no quería llegar a ese extremo", ha enfatizado poniendo de relieve que se sintió "asustado" al ver la sangre que manaba del cuerpo de la víctima.

Al punto, ha reconocido que persiguió a Raúl G.C. "pero no con intención de hacerle daño", sino por "la misma inercia de la pelea", admitiendo que se deshizo del objeto punzante arrojándolo a un lugar no especificado, toda vez que el arma de la agresión no ha sido localizada.

Pese a insistir en la idea de que todo sucedió en un contexto de una pelea entre ambos, Carlos F.M. sí ha admitido que tras los hechos no acudió a ningún centro de salud ni requirió asistencia médica una vez en manos de la Policía, defendiendo que él mismo se entregó en la comisaría.

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