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Sindéresis

Dónde están las feministas cuando...

Las feministas hacen lo que han hecho siempre: poner el cuerpo para salvaguardar los derechos de las que vengan después.

Publicado: 29/08/2021 ·
15:31
· Actualizado: 29/08/2021 · 15:31
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Autor

Juan González Mesa

Juan González Mesa se define como escritor profesional, columnista aficionado, guionista mercenario

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Los machistas soterrados o evidentes tienen una frase-lema cada vez que se produce una atrocidad en una parte del mundo que no sea occidental y cristiano: dónde están las feministas. Ahora, por ejemplo, con la toma de Afganistán por parte de los talibanes, están usando esa argucia, que debe parecerles que deja en evidencia a alguien aparte de a ellos mismos. ¿Qué quiere decir exactamente este alegato? Pongamos que se habla de animalismo. Hay gente que ve normal que se torture a un toro para el espectáculo o que se dé caza al lobo para que los ganaderos no tengan que gastar dinero en mejorar la protección de su ganado. Imaginemos que, cuando se celebra la fiesta del cordero o el festival de Yulin, dijesen «¿Dónde están los animalistas ahora?» Primero: los animalistas seguramente están protestando. Segundo: a ti ni te preguntamos dónde estás porque nos parece evidente que no te preocupa el sacrificio de animales cuando no es imprescindible hacerlo; estás de acuerdo con ambas fiestas.

Lo mismo sucede con la integridad física, indemnidad sexual y libertad de las mujeres afganas. Primero: las (y los) feministas se han organizado en protestas por todas partes y han iniciado campañas para el acogimiento de refugiadas y refugiados de Afganistán; muy posiblemente, la actitud que tomen las distintas formaciones políticas en este asunto acabe condicionando su voto. Segundo: queda claro que, a quienes se burlan de las y los feministas, les da igual la vida de las mujeres afganas, como sucede en el ejemplo antes mencionado. De otra manera, respetarían, colaborarían o incluso tendrían iniciativas propias más dignas para ayudar.

El problema es que esta gente se siente más cercana a los talibanes que a las feministas. VOX tiene más en común con los integristas islámicos que con la sociedad moderna, aconfesional e igualitaria. Se apoyan en la religión para pretender una unidad nacional, se apoyan en la tradición para justificar cualquier tropelía, intentan desprestigiar con sandeces a los grupos sociales que buscan la integración de la diversidad, se abrazan a la pena de muerte y a la adoración de la fuerza bruta como legitimidad, acentúan los temores ciudadanos para justificar su existencia.

Y no son nadie. Ninguna de sus cabezas propone ningún avance social, científico o económico. Al destruir la diversidad, destruyen la individualidad y, por tanto, además de colindar con el fundamentalismo islámico, también lo hacen con los regímenes totalitarios comunistas de los que abjuran. No dejan de ser algo parecido a un equipo de fútbol: te ofrecen lo mismo que el otro equipo, pero te exigen fidelidad ciega a los colores. No van a hacer nada por mejorar tu vida, no van a hacer nada porque la sociedad se adapte a los tiempos que corren y se supere ante las adversidades, no van a aportar nada que no pudiera aportar el verdugo del rey, el bufón de la corte o el inquisidor de turno, y la única concitación de voluntades que son capaces de ejercer es la de señalar con pavor al verdugo, al bufón y al inquisidor del rey de enfrente.

Y, mientras se dedican a esto, las feministas hacen lo que han hecho siempre: poner el cuerpo para salvaguardar los derechos de las que vengan después, como hicieron las sufragistas que dieron su vida por el derecho al voto. Hoy, en España, no hará falta que lleguen a tal sacrificio para que avancemos todos, por fortuna; a no ser que nos gobiernen los talibanes.

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