Los Mossos d'Esquadra investigan a una comunidad de vecinos y al arquitecto responsable de unas obras en un edificio del barrio de Sarrià de Barcelona por destruir un mural del artista Josep Guinovart, unos hechos por los que se pueden enfrentar a hasta tres años de prisión y penas de multa.
La pintura dañada data de los años 50 y, aunque no consta como protegida de forma individual por las administraciones, sí tiene una "valoración de antigüedad" por su valía "económica e intrínseca", hecho que la convierte en una obra "emblemática y singular", según la policía catalana, que atribuye a los investigados un delito contra el patrimonio histórico.
Los Mossos iniciaron la investigación en mayo de 2021, cuando agentes de la Unidad Central de Patrimonio Histórico vieron en las redes sociales y diversos medios de comunicación la noticia de la destrucción de un mural del artista Josep Guinovart, uno de los máximos exponentes de la vanguardia pictórica catalana de la segunda mitad del siglo XX.
El mural, "La sardana", es una obra de patrimonio privado ubicada en el vestíbulo de un edificio de viviendas, formada por una pintura de 2,95 por 7,5 metros en una de las paredes, catalogada en el libro "Guinovart: el arte en libertad", y una escultura que representa la danza de la sardana en una zona central de la entrada.
La Fundación Josep Guinovart, que vela por la difusión y conservación de la obra del artista, fallecido en 2007, denunció los hechos semanas después de conocerse la noticia.
Cuando la policía se personó en el edificio comprobó que el mural estaba tapado con pintura y que se estaban realizando obras de reforma.
La comunidad de propietarios, mediante un arquitecto, había proyectado una rehabilitación de la finca que no contemplaba conservar la obra del artista y que comportaba la destrucción y desaparición del mural.
En concreto, las obras consistían en eliminar una parte de este mural para dar visualidad a la zona de portería, y además se quería eliminar la parte escultórica para hacer un aparcamiento para motocicletas.
Para evitar un procedimiento judicial por los daños causados, los investigados contrataron unos servicios de restauración para extraer la pintura acrílica que tapaba el mural y hacer emerger la pintura original, así como rehacer la parte derruida intentando recurrir al lenguaje del artista.
Según los Mossos, la revisión de las documentaciones municipales, el libro de actas de la comunidad de propietarios y las manifestaciones de las personas que han participado en los hechos indican "una imprudencia grave con la clara intención de deshacerse de la obra, donde se han cometido actuaciones que podrían tener responsabilidades penales por delitos contra el patrimonio histórico que pueden alcanzar los tres años de prisión y penas de multa".
La Fundación del artista advierte que los daños provocados en el mural son irreparables y la actuación de restauración dificultará cualquier recuperación.
Los directores de museos como el MNAC o el Picasso, el Gremio de Galerías de Arte de Cataluña y otros ayuntamientos y diputaciones han puesto también de manifiesto el destrozo que se ha hecho en esta obra.