La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) advierte de que muchos de los roscones que se encuentran en las tiendas españolas no usan mantequilla, como se ha hecho tradicionalmente, o la cambian por aceites y grasas vegetales (de coco, palma o palmiste) "de menor calidad y perjudiciales para la salud cardiovascular".
Además, otros tantos cambian la nata del relleno por 'mix vegetales', que son una mezcla de grasas vegetales en la que predominan los aceites de coco, de palmiste o palma, algunos mezclados con grasas hidrogenadas, a la que se añade una serie de espesantes y agentes texturizantes.
Para llegar a estas conclusiones, la OCU ha analizado doce roscones de venta en distribución y otros ocho procedentes de pastelerías tradicionales. Así, también ha encontrado un contenido medio de grasa del 12 por ciento, un valor "bastante inferior" al de otros productos de bollería como los croissants (17 por ciento de grasa), los bizcochos de leche (20 por ciento), los 'donuts' (25 por ciento) o las ensaimadas (30 por ciento). No obstante, el total de grasa del roscón se eleva al 20 por ciento, cuando este lleva relleno.
Además, la organización ha constatado que muchos de los roscones presentan masas "más ligeras y esponjosas" que la del roscón tradicional, que es una masa "fermentada, esponjosa, pesada y relativamente seca". Estos bollos, según recuerda, se deberían decorar antes de hornear, aunque "algunos" de los roscones estudiados se han decorado después.
En esta línea, ha descubierto que "algunos roscones industriales" se elaboran y congelan para luego irlos descongelando y que, en este proceso, la almendra "se ablanda y pierde su sabor". También ha comprobado que "es habitual añadir trozos de calabaza, láminas de vivos (y artificiales) colores rojos y verdes, más baratos que otras frutas escarchadas".
Junto a este análisis, la OCU ha invitado a un panel de pasteleros a degustar por un lado el relleno y por otra parte el bollo, siempre buscando "las características tradicionales de un roscón", como el sabor cítrico, la presencia de ralladura o azahar, la textura de la masa, la cremosidad del relleno, y detectando "defectos".
¿ROSCONES DE PASTELERÍA O DE SUPERMERCADO?
Con esta degustación y los datos previamente obtenidos, la OCU ha elaborado una clasificación, en la que se observa que, "en general, la calidad es netamente superior en las muestra de roscones comprados en pastelería, donde se recurre a materias primas de más calidad", aunque "su precio es más elevado", pues se mueve entre los 41 y los 63 euros por kilo, frente a los 10-25 euros de los de supermercado.
De hecho, la organización incide en que las masas de los roscones de pastelería se aproximan más a la masa tradicional, mientras que en los industriales la masa recuerda más a las de otros productos de bollería; así como en que los roscones de pastelería recurren a la mantequilla en su composición y que la mayoría --todos menos dos-- emplean nata 100 por cien, mientras que solo dos de los 12 roscones de supermercado usan nata.
En resumen, la OCU subraya que la calidad del producto y la degustación de los roscones de pastelería es "superior" a la de los productos envasados de venta en supermercados, aunque reconoce que "muchos de estos roscones envasados presentan una calidad más que aceptable a un precio muy competitivo" y que incluso hay alguna excepción, que conjuga calidad y un precio "interesante".