Clausurado la pasada semana, con gran animación y asistencia de alumnos y profesores, el curso 2014-2015 de la Universidad Popular de Torremolinos, también una de sus más veteranas monitoras se despide del que ha sido, durante cinco largos lustros, mucho más que un lugar de trabajo.
Así, Josefina de la Cruz Ávila Marinetto, con motivo de su jubilación a los 65 años y coincidiendo con el vigésimo quinto aniversario como monitora del Taller de Corte y Confección de la Universidad Popular de Torremolinos, emocionada y con un sentimiento agridulce, dice adiós a casi toda una vida laboral dedicada a la enseñanza de varias generaciones de mujeres del municipio.
Nacida en Granada, Fina Ávila llegó con su marido hace más de 43 años a Málaga, donde crió dos hijos que, a su vez, le han dado tres nietos. Una hermosa familia que lo es casi todo para ella pues, como ella misma afirma con lágrimas en los ojos, su “otra familia”, que también le ha dado muchas alegrías, es una importante parte de su vida a la que no resultará fácil renunciar.
-
¿Cómo se siente al tener que decir adiós a la que ha sido su vida laboral durante 25 años?
-
La verdad, un poco triste. No es fácil decir adiós a la que ha sido como mi “casa” y una gran parte de mi vida. Ahora tendré más tiempo para hacer muchas cosas que tengo pendientes, para viajar, para estar con mi familia y mis nietos, pero aún así, no puedo evitar la tristeza. Es mucho tiempo y mucha gente, alumnas, compañeros...a los que se les coge cariño y separarte siempre cuesta.
-
Después de 25 años, se puede decir que es usted tan veterana como los propios talleres de Torremolinos.
-
Pues sí. Creo que antes de mi hubo una monitora pero apenas durante seis meses. Yo empecé el mismo año que se crearon los talleres de costura en el municipio, que entonces se impartían en lo que es ahora la Casa de Cultura. Así que se puede decir que he sido la primera y la única monitora de Corte y Confección. Pero ahora vendrán otras y seguro que lo harán igual de bien.
-
¿Cuál fue su formación para ejercer como monitora de Corte y Confección?
-
Siempre me atrajo mucho esta disciplina y finalmente estudié Diseño de Moda en la Escuela de Artes Aplicadas de San Telmo en Málaga. Con este título opté al puesto de monitora en Torremolinos.
-
Durante todo este tiempo habrán pasado por sus clases varias generaciones de mujeres.
-
Por supuesto. He tenido a las madres, después las hijas... y juntas también han venido. Pues aquí hay mujeres de todas las edades y que vienen por diferentes motivos y que repiten años.
-
¿Cuántas mujeres han pasado “por sus manos”?
-
No puedo contarlas. Han sido cientos. Al principio eran menos, pero poco a poco fueron creciendo el número de clases y de alumnas. En la actualidad, este último curso concretamente, he tenido seis turnos de clases con 187 mujeres en total. Pues multiplicando por 25 años…han sido muchas mujeres.
-
Principalmente ¿por qué razones vienen las mujeres a este taller?
-
Pues hay de todo. Algunas lo hacen para poder coserse su propia ropa porque en las tiendas no encuentran de su talla o gusto. Otras lo hacen por afición. Y muchas otras para tener una salida profesional, pues después de estudiar aquí bastantes alumnas se han dedicado a sus propios talleres de costura o como modistas por cuenta propia o ajena.
-
¿Se siente satisfecha del resultado de su labor como monitora?
-
Muchísimo. Para mí es un gran orgullo ver los resultados de mis enseñanzas. Las alumnas se esfuerzan y dan lo mejor de ellas… y hacen verdaderas maravillas. Este trabajo me ha dado grandes satisfacciones, por eso no es fácil el tener que irme. Además de que siempre ha habido un gran ambiente de amistad y de compañerismo entre todas nosotras.
-
Precisamente hace poco, María Navarro, una de mis alumnas, con los conocimientos adquiridos en los talleres de Torremolinos se ha presentado a una convocatoria y ha ganado el Premio de Diseño de Moda de la UNED. Esa es otra gran satisfacción para mí.
-
También hacen también una labor solidaria con estos trabajos.
-
Bueno, eso es por las telas que utilizamos, que la mayoría no las compramos en comercios. Son telas donadas por fabricantes que adquirimos a un precio módico y cuyo beneficio va destinado a obras benéficas tanto en España como en África.
-
Y ahora, ¿qué va a hacer con su tiempo?
-
Tengo mucho que hacer, soy una mujer muy activa y ya tengo programado matricularme en la Universidad para estudiar Historia del Arte, que ha sido mi sueño toda la vida. Quiero aprender a tocar las castañuelas y, por supuesto, ponerme al día con la informática. Además, dedicaré más tiempo a viajar con mi marido y estaré más con mis hijos y nietos. Pero aún así, no va a ser fácil acostumbrarme a no venir casi diariamente, a mi lugar de trabajo en el Centro Cultural ‘Pablo Ruiz Picasso’, donde se imparten ahora los talleres. Sé que lo voy a echar de menos, pero también sé que ha llegado el momento de pasar el testigo a una nueva monitora.