La Constitución de 1978 en su Artículo 4.dice como es la bandera de España y que los Estatutos podrán reconocer banderas y enseñas propias de las Comunidades Autónomas. Es posible concretar tres enfoques sobre la bandera de España. A) Están quienes afirman que es la bandera de la Monarquía y que la única verdadera es la tricolor. Deben afirmar también que toda la constitución igualmente es monárquica, y coherentemente rechazarla absteniéndose de utilizar ninguno de sus artículos, incluido la posibilidad de participar políticamente en las instituciones. Difícil sostener este grado de coherencia, aunque fuerza mayor justifica el sometimiento a las leyes en cuanto sobre todo a obligaciones, ya que los derechos si no se desean ejercer allá cada cual.
B) Por otro lado están los que secuestran la bandera de España para su partido político, que sólo representan a una parte de la población, incluso tampoco estando de acuerdo con los principios constitucionales. Manifestaciones públicas de estos partidos políticos se llenan con banderas rojas y gualdas pretendiendo proyectar que sus posiciones políticas están avaladas por un símbolo que no les pertenece en cuanto a partidos políticos.
C) Basta hacer referencia a la ley 39/1981, de 28 de octubre, por la que se regula el uso de la bandera de España y el de otras banderas y enseñas, para en su artículo primero encontrar: “La bandera de España simboliza la nación; es signo de la soberanía, independencia, unidad e integridad de la patria y representa los valores superiores expresados en la Constitución”. Más allá de esta definición lo cierto es que esa bandera suma voluntades a millones, cuando de acontecimientos futbolísticos o deportivos se trata. Cuando se compite como país contra otros países, cuando se pretende ser el mejor de un conjunto. Y representa al conjunto de la población de España.
Por ello ningún partido político debiera utilizarla en sus actos políticos ya que la bandera representa al conjunto y no a una parte, que tiene el derecho democrático de expresar sus ideas, incluso contrarias a la constitución, pero que en modo alguno puede secuestrarla para eso precisamente. Porque se produce la contradicción que deja perplejos a quienes asisten a una merienda de ideologías autoritarias que cogen de la constitución lo que les viene bien como partidos y dejan de lado todo lo demás. Aunque eso sí, dicen: –La bandera hay que respetarla. ¿Qué respeto es ese cuando arremeten con esa bandera contra quienes, españoles también, piensan diferente? Un uso indebido de la bandera devalúa su sentido simbólico de unidad, llegando las personas a confundirla con actitudes fascista. Lo que es común que nadie se lo apropie y menos pretendiendo arropar ideologías autoritarias. El eterno debate es si quienes respetan la libertad de pensamiento deben respetar a quienes precisamente pretenden esclavizarlo.