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Vejer

Desesperanza entre comerciantes y hosteleros tras el cese de la actividad no esencial

Muchos afectados se sienten agraviados por la obligación de cierre de sus negocios y exigen medidas más drásticas para poder volver a la actividad en breve

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Cierre de la actividad considerada no esencial en Vejer por la alta tasa de incidencia del COVID-19-

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Cierre de la actividad considerada no esencial en Vejer por la alta tasa de incidencia del COVID-19-

Cierre de la actividad considerada no esencial en Vejer por la alta tasa de incidencia del COVID-19-

  • Ahora la gravedad de la enfermedad no solo se percibe en la televisión, ahora se experimenta en primera persona
  • Los ingresos extra que conlleva la celebración del Circuito Hípico del Sol también se ven gravemente en peligro por las restricciones
  • Son muchos los que opinan que serían necesarias medidas más drásticas, como un confinamiento domiciliario o el cierre de colegios

El 14 de marzo de 2020 todos echaban el cierre con la sensación de estar haciendo lo necesario para frenar una enfermedad entonces completamente desconocida y con la esperanza de que un parón total de dos semanas conseguiría frenarla. Diez meses después y en lo peor de la pandemia en la localidad, las nuevas restricciones llenan de desesperanza y desesperación a muchos comerciantes, hosteleros y empresarios vejeriegos que ven sus negocios al límite.

Las esperanzas pasan por un rápido control de los contagios que permita reabrir en dos semanas y el inicio de una temporada turística cada vez más lejana

Desde ayer, al cierre perimetral se suma el cese de la actividad considerada no esencial dentro de las medidas adoptadas por la Junta de Andalucía para controlar la pandemia. Con unos datos sumamente preocupantes, que a fecha de hoy colocan a Vejer como una de las poblaciones más afectadas de la zona, hay una sensación generalizada de que estas medidas restrictivas son necesarias, incluso insuficientes, pero en muchos casos los directamente afectados se sienten agraviados al compararse con otros sectores de actividad que sí que tienen permitido su funcionamiento.

Es el caso, por ejemplo, del sector de estética y cuidado personal que se ven obligados a cerrar sus puertas mientras peluquerías y actividades similares encuadradas en el ámbito sanitario como masajistas, nutricionistas o medicina estética pueden continuar funcionando. Una situación similar se produce en el comercio minorista. Tiendas de ropa, calzado, complementos, mobiliario o deportes echan sus barajas los próximos 14 días como mínimo volcando sus esfuerzos en redes sociales para conseguir algún ingreso gracias a las compras online y el reparto gratuito a domicilio. Otros negocios como prensas, librerías, estancos, floristerías, kioscos o mercerías, si entre sus artículos en venta se encuentran productos de higiene siguen funcionando. Las quejas y el descontento entre los afectados por el cierre comienzan a oírse por encima del hastío general de una situación que se prolonga ya demasiado para muchos.

Por su parte, los hosteleros, grandes perjudicados en esta crisis sanitaria y económica con fuertes y variables restricciones, se juegan la supervivencia en este duro invierno con un servicio a domicilio que funciona para muchos durante los fines de semana de forma aceptable, pero que no termina de convertirse en un recurso apropiado para algunos restaurantes cuya oferta no se adecúa al tipo de comida que suele consumirse en casa. Mejorar los envases para su transporte, adaptar sus cartas, concertar pedidos con antelación son algunos de los recursos a los que recurren algunos de ellos, mientras otros consideran que, dadas las circunstancias, no compensa el gasto de encender los fogones y poner en marcha una cocina.

En este difícil contexto, son muchos los que opinan que serían necesarias medidas más drásticas, como un confinamiento domiciliario más estricto o el cierre de los centros educativos, así como una mejora en los procedimientos que siguen los afectados con pruebas diagnósticas más rápidas para los contactos o mayores controles para que los afectados cumplan las cuarentenas estrictamente, con el objetivo de volver a la actividad a la mayor brevedad posible.

Las esperanzas pasan por un rápido control de los contagios que permita reabrir en dos semanas y el inicio de una temporada turística que cada vez se ve más lejana. Los ingresos extra que conlleva la celebración del Circuito Hípico del Sol también se ven gravemente en peligro por las restricciones que seguro continuarán vigentes en los próximos meses y que no permitirán a restaurantes, comercios, alojamientos y otros servicios aprovechar al máximo el incremento de visitantes generalmente de alto poder adquisitivo asociado a este evento deportivo habitual en estas fechas. Muchos temen una temporada mínima como la de 2020, en la que únicamente se salven los meses centrales del verano con la llegada del turismo nacional. Otros confían en que la vacuna, los nuevos fármacos y una mayor inmunización poblacional permitan una mayor movilidad incluso internacional. Pocas certezas se pueden tener en una situación tan cambiante y voluble como la que se vive, o se sufre, actualmente.

Y mientras comerciantes y hosteleros hacen cuentas que difícilmente salen y consultan con sus gestores las posibilidades de acceder a las nuevas ayudas anunciadas esta misma semana por el gobierno, aunque pocos confían en beneficiarse, la mayor preocupación es conocer cada día nuevos casos de personas afectadas de Covid, porque ahora la gravedad de la enfermedad no solo se percibe en la televisión, ahora se experimenta en primera persona.

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