Aunque con muchas miradas puestas en el cielo porque las nubes negras y grises advertían de la posibilidad de que pudiera llover, la Virgen de la Caridad pudo procesionar por distintas calles del Barrio Alto y del Bajo. Cincuenta costaleros, distribuidos en dos cuadrillas de 25, fueron los encargados de que la Patrona de la Ciudad realzara muchos rincones de la localidad.
Una procesión que comenzó a las 9.30 y que tuvo una duración de cinco horas. Antes de la salida no se aglomeró mucho público pero con el paso del tiempo las calles se fueron ambientando porque había muchas ganas, tanto por parte de sanluqueños como de sanluqueñas, de estar tras tanto de tiempo de espera con la Virgen de la Caridad. Durante los últimos días hubo el temor de que se registraran importantes precipitaciones aunque el tiempo acompañó y la procesión pudo comenzar y felizmente finalizar.
La Banda de Música Julián Cerdán, tan impecable como siempre, se encargó de amenizar el avance del Paso y su comitiva. La Virgen de la Caridad, tras dejar atrás la Basílica de la Caridad, avanzó en su camino por la Calle Ganado, El Pradillo, Calle San Juan, Calle Ancha, Santo Domingo, Carril de San Diego, Cava del Castillo, Calle Luis de Eguilaz, Plaza de la Paz, Calle Jerez, Calle Descalzas, Calle Misericordia y entrada en su Templo. Hubo un cambio en el recorrido y se eliminó el trayecto de la Calle Baños por la presencia de un importante socavón producido al hundirse un trozo de asfaltado tras el paso de un camión de basura, que tuvo que ser levantado por una grúa. Esta situación provocó un corte de agua. Aqualia se encargó de solucionar el problema aunque la procesión tuvo que cambiar el itinerario anunciado desde un principio. La Virgen de la Caridad tampoco pudo hacer acto de presencia en la Plaza Madre de Dios y en la Calle Jesús Cautivo.
La Policía Local se encargó de regular el tráfico en todo momento para que la procesión transcurriera según lo previsto. La última vez que se celebró fue en el 2019 una vez que se suspendió en el 2020 debido a la expansión del coronavirus en España y en el resto del mundo. Su llegada a la Basílica Menor de la Caridad estuvo acompañada de la presencia de numerosos fieles, que no quisieron faltar a la cita, ya con el cielo celeste y no gris o negro de cuando salió a la calle, con la incertidumbre de saber si iba a llover o no.
