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Martes 28/05/2024  

Andalucía

Un amigo denunció a los autores del crimen del cura

Se creyó que su muerte fue natural

Los dos jóvenes encarcelados como presuntos asesinos de un sacerdote sevillano fueron detenidos gracias a la denuncia de un amigo al que confesaron el crimen, ya que la muerte de la víctima se atribuyó a causas naturales y su cuerpo fue incinerado.

Fuentes del caso informaron ayer a Efe de que el cuerpo del sacerdote E. M. L, de 65 años, fue encontrado el pasado 6 de octubre en su domicilio de la calle Jesús del Gran Poder de Sevilla por un conocido que se extrañó de su ausencia.

Su muerte se había producido el día 5 y fue atribuida por los servicios de emergencia sanitarios a causas naturales, por lo que el cuerpo fue incinerado.

El juez de guardia ordenó el pasado sábado el ingreso en prisión de C. M. D. y J. M. L. D, dos jóvenes de 19 años dedicados a la prostitución homosexual, como presuntos autores del asesinato.

Las citadas fuentes explicaron a Efe que los sospechosos contaron que habían matado a una persona a un amigo residente en Guadalajara, que fue quien denunció los hechos a la Policía y los investigadores se encontraron a continuación con la dificultad de identificar quién pudo ser la víctima.

Finalmente, el pasado día 14 fueron detenidos y el sábado día 16 comparecieron ante el juez de guardia, ante el que se acogieron a su derecho a no declarar pese a que previamente habían confesado el crimen a la Policía, según las citadas fuentes.

El juez de instrucción 2 de Sevilla les imputó presuntos delitos de asesinato y robo, pues sustrajeron al sacerdote diversos aparatos electrónicos y un teléfono móvil.

Según las investigaciones, el sacerdote había acogido en su vivienda unos días antes a los dos jóvenes, que en su confesión ante la Policía atribuyeron el homicidio a que uno de ellos se había negado a mantener relaciones sexuales.

El religioso murió asfixiado con un cojín, según la primera confesión de los acusados.

El sacerdote fallecido vivía solo, estaba jubilado y ejercía como capellán sustituto en la Iglesia de San Antonio Abad, próxima a su domicilio.

El arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo, ya expresó su “profundo dolor” por la muerte del sacerdote y aseguró que “reza por la conversión de quienes le quitaron la vida”, pidiendo apoyo para los sacerdotes “en estos momentos de confusión y dolor”.

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