Según la sentencia del caso, a la que Efe ha tenido acceso, los hechos ocurrieron en mayo de 2007, cuando el procesado, que sabía que los padres de la menor se encontraban fuera porque había coincidido con ellos casualmente en el aeropuerto, invitó a la pequeña a acompañarle a su domicilio “con la excusa de ver unos cachorros”, a lo que la menor “accedió de buen grado”, ya que tenía una confianza “máxima” en el procesado.
Ya en el domicilio, “en el que no se encontraban ni la esposa ni la hija” del guardia, ambos se dirigieron a la habitación en la que estaban los cachorros en un cesto, donde intentó penetrarla.