“Insulsa”, “aguada”, “con poca cantidad”; “un bodrio de comida”... Estos son solo algunos de los calificativos que han dirigido padres del colegio público Gloria Fuertes a los menús del comedor escolar que a diario almuerzan sus hijos, y de cuya oferta cuestionan tanto la calidad como la cantidad. Cansados de una controversia que cada cierto tiempo se reactiva y se encauza en la ciudad a base de toques de atención, las familias han empezado a recoger firmas para presentárselas a la Junta de Andalucía. No están dispuestas a quedarse de brazos cruzados.
En este caso, detrás de la gestión de este servicio está el catering Aramark, que prácticamente ostenta el monopolio de los comedores escolares en Andalucía, y vuelve a estar en la diana de los padres y de los propios equipos directivos. De hecho, a estas familias les consta que en el CEIP La Unión, también con este catering, los padres están que trinan y han tomado cartas en el asunto. “Es que no hay manera de que esta gente mejore o se vaya; esto viene de largo y tenemos muchas quejas pero no hay forma”, señala una madre afectada, que además aporta fotos de las raciones que comen los estudiantes.
Lo peor de todo es que hay días, según denuncian, que se quedan cortos y “no hay para todos”, sin contar con que “ponen la misma cantidad para un niño de tres años que para otro de diez”, afirman. En el seno de la Ampa están pendientes de mantener una reunión con la Federación Local de Asociaciones de Padres y Madres, Flampa, en los próximos días para ver con detenimiento los pasos que pueden dar, pero tienen claro que las manifestaciones de las familias no son exageradas ni mucho menos.
De hecho, aseguran que la directora ya lo ha probado en varias ocasiones, y en la junta directiva del colectivo de padres están pendientes de hacerlo. Su lucha ahora es conseguirlo sin previo aviso, que es la condición que le ponen en la empresa. “El pescado es asqueroso, a veces tiene espinas, el puré siempre sabe igual, y son cantidades muy pequeñas”, recalcan desde la Asociación de Padres y Madres, que está pendiente de convocar una reunión con el casi centenar de familias de los niños apuntados en el comedor una vez que realicen las catas. Además de las firmas de un escrito colectivo, van a animar a los padres para que presenten también las reclamaciones de forma particular a la Junta de Andalucía y también a la empresa para hacer más fuerza.
No obstante, según cuentan, ya han tenido oportunidad de trasladar esas quejas a la empresa encargada, que les ha dado unas explicaciones que tampoco les convencen. “Ellos se remiten al plan Evacole, dicen que se rige por las cantidades que aconseja para cada alumno, como 30 gramos de pan...eso es un bocado como quien dice, y solo pueden repetir cuanto toca verdura. Siempre ponen yogures de coco porque aseguran es el que menos azúcares tiene, y hay días que la comida no llega para todos y no tienen plan B. Cuando le hemos dicho esto último -añaden- nos han explicado que hacen una estimación en función del número de niños que van habitualmente. Esto no puede ser”, advierten desde la Ampa.
En la Flampa no dan la batalla por perdida, pero casi. “El servicio del catering de la empresa Aramark es un desastre. Si se mueven las Ampas en los colegios puede mejorar todo durante algún tiempo, pero es que hay que cambiarlo todo desde la raíz”, señala la presidenta, Verónica Guerrero. En su caso, cree que la solución pasaría por volver a las cocinas in situ como ya ocurre en el los colegios Manuel de Falla y Antonio Machado o a las de gestión propia.No es la primera vez que el CEIP Gloria Fuertes es noticia por cuestionar este servicio, en 2019 su caso dio la vuelta al país con un programa especial del cocinero Alberto Chicote.