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Paul Giamatti: "No me gusta la etiqueta de cine independiente"

Aunque sus orígenes son italianos, Paul Giamatti vuelve a interpretar a un judío "El mundo según Barney".

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 Aunque sus orígenes son italianos, Paul Giamatti vuelve a interpretar a un judío "El mundo según Barney", película por la que ganó el Globo de Oro y un nuevo éxito de ese cine poblado por personajes atravesados por la acidez que, sin embargo, el actor se resiste a calificar como independiente.

A Paul Giamatti le contrarian las etiquetas. "Para mí la cinta más independiente que he hecho, que era casi serie B, fue 'La joven del agua', que costó 70 millones de dólares. Sin embargo, 'Entre copas', que todo el mundo dijo que era independiente, no dejaba de ser una historia de tipos emborrachándose, follando y perdiendo el control", explica en una entrevista con Efe.


Giamatti, a la hora de ir al cine, prefiere las películas de acción o de terror, pero sin embargo ha acabado trazando con su filmografía una galería mordaz con retratos del perdedor.

"El mundo según Barney", en la que comparte cartel con Dustin Hoffman y Rosamund Pike, es el pináculo de esta tendencia: basada en la novela de Mordecai Richler, en ella interpreta a Barney Panofsky, hombre de buenas intenciones que acaba siendo "un auténtico capullo", según él.

Bajo la dirección de Richard J. Lewis, la película da la oportunidad a Giamatti y al espectador de seguir a un mismo personaje durante 30 años, pero con tal variedad de matices que consigue el milagro de que al final se pueda sentir ya una amarga nostalgia por quién era Panofsky al principio.

"No tengo una experiencia vital tan amplía como para haber experimentado un cambio tan fuerte en mí mismo, pero sí creo que la gente puede cambiar. Yo mismo he cambiado, pero no creo que nunca suceda un cambio completo", afirma.

¿Están las buenas intenciones llamadas a frustrarse? "Yo creo que su evolución está relacionada con algo que le dice su primera esposa: que es un voyeur, que no participa en su propia vida. Y hay cosas que no puede expresar de la manera que quiere", resume Giamatti, quien optó al Óscar por "Cinderella Man".

Después de esa primera esposa -interpretada por Minnie Driver- llegarán todavía dos más, pero tendrá un especial protagonismo la interpretada por Rosamund Pike. Y entre boda y boda, encajando de malas maneras las traiciones de la amistad, la comedia del perdedor va tiñéndose de tragedia sobre la tiranía del resentido.

"No te mereces a mamá", le dice su hijo ficticio en un momento de la película. "No sé si no se la merece, pero desde luego no sabe tratarla bien", explica Giamatti reconociendo que el gran perdedor es "no el que no tiene oportunidades, sino el que las desperdicia".

Giamatti intenta no darse por aludido cuando le ofrecen personajes tan patéticos. "Supongo que me vieron hacer una vez y les gustó. Pero creo que sí tengo la habilidad de equilibrar lo dramático con lo cómico, es mi instinto natural", explica.

Asume, asimismo, que su sitio no está en el estrellato. "No creo que llegue a protagonizar una superproducción de Hollywood. No atraigo tanto dinero", asegura.

No obstante, se le acumulan los proyectos: por un lado, "Templario", película británica en la que dará una visión "bastante psicópata" del rey Juan de Inglaterra y que "quizá sea demasiado rara para la distribución americana", explica.

Pero además rodará "Win Win", dirigida por el realizador de "Vías cruzadas", Thomas McCarthy, y profundizará en la crisis económica desde los entresijos de los grupos de inversión como Lehman Brothers o Goldman Sachs en "Too Big to Fail".

Y a pesar del prestigio cosechado en el mundo del cine -al que habría que sumar su Globo de Oro por la serie de televisión "John Adams"- Giamatti vuelve a desmarcarse para decir que no le preocupa tanto cosechar excelentes resultados como disfrutar el proceso.

"Yo soy actor, por lo que una película nunca es mía. Es algo que está totalmente fuera de mis manos", concluye.

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