En su escrito de acusación, al que ha tenido acceso Europa Press, el fiscal relata que el día 29 de octubre de 2011 el acusado, sin antecedentes penales, se trasladó desde su domicilio en Coria del Río hasta Sevilla con unos amigos para pasar el día, habiendo tomado alcohol "en cantidad no determinada".
En hora no concretada, volvió a su domicilio para cenar y regresó a Sevilla conduciendo un coche propiedad de su tía, tras lo que "continuó de fiesta, ingiriendo alcohol en tal cantidad que le inhabilitaban para conducir por pérdida de reflejos, atención y demás condiciones psicofísicas necesarias para mantener las habilidades imprescindibles para un manejo seguro" de un coche.
Sobre las 5,30 horas del 30 de octubre, el acusado enfiló la avenida Juan Pablo II, junto a la explanada de la Feria, para volver a su domicilio, todo ello mientras conducía "de forma despreocupada y sin la más mínima diligencia" a una velocidad de 98,25 kilómetros por hora en un tramo urbano limitado a 50 km/h, relata la Fiscalía en el escrito remitido este mismo jueves al Juzgado de Instrucción 18, al que ha tenido acceso Europa Press.
EL ACUSADO NO FRENÓ
Según el fiscal, el imputado circulaba por una vía "recta, perfectamente iluminada, sin obstáculo alguno que le impida la visión ni en su trazado ni en las vías adyacentes que confluyen en ella", por lo que "necesariamente tuvo que advertir en su trayectoria la existencia de dos semáforos que le vinculaban y que cambiaban a fase roja".
Los semáforos guardaban una distancia entre ambos de 68,95 metros, prosigue el fiscal, que añade que, pese a ello, "no redujo la velocidad para detenerse, con la clara intención de sobrepasar los dos, aunque pudo apreciar la existencia de un vehículo que estaba detenido en el semáforo de la calle Costillares, para acceder a la glorieta antes descrita por su derecha, y que iniciaba la marcha al cambiar a fase verde su semáforo".
Como consecuencia de lo anterior, "y sin realizar ninguna maniobra evasiva ni frenar", el coche del acusado se empotró frontalmente contra el lateral derecho del Peugeot conducido por las víctimas, A.A.M., de 25 años, y su novia, R.M.R., de 20 años, falleciendo ambos en el acto como consecuencia del "brutal" impacto, ya que sufrieron la destrucción de centros vitales y cerebrales, así como politraumatismos craneal, torácico y abdominal.
SÍNTOMAS "PROPIOS" DE ESTAR BEBIDO
Una dotación de la Policía Local que acudió al lugar de los hechos pudo apreciar en el acusado síntomas "propios" de embriaguez, tales como "fortísima" halitosis alcohólica, ojos "muy enrojecidos y vidriosos", "gran" somnolencia e "incoherencia" en sus manifestaciones. De este modo, el imputado arrojó 2,11 gramos de alcohol etílico por litro de sangre, con lo cual cuadruplicaba lo permitido en el momento del accidente.
Por estos hechos, la Fiscalía pide para el acusado cinco años de cárcel, el pago de una multa de 4.320 euros y la prohibición de conducir vehículos a motor y ciclomotores durante diez años por un delito de conducción temeraria y dos de homicidio imprudente. Además, pide que indemnice con 99.775,96 euros a los padres del joven fallecido y con 18.141,08 a cada uno de sus hermanos menores de cinco y diez años de edad.
Asimismo, solicita que indemnice con la misma cantidad a los padres de la joven víctima del accidente y a su hermana menor de 12 años de edad. Además, pide que indemnice con 2.970 euros al dueño del Peugeot en el que circulaban las víctimas.