El cartel de la Semana Santa de San Fernando 2016, que se presenta en estos momentos en el Centro de Congresos a cargo de Juan José Castiñeiras Bustillo, rinde homenaje a la cofradía de la Vera-Cruz y a las Madres Capuchinas. La obra pictórica de Juan Pérez Bey recoge un momento y una simbología fundamental y actual del mundo cofrade isleño. Por un lado la cofradía de la Vera-Cruz que ha pasado por duros momentos en estos últimos años y por otro lado, el convento de las Madres Capuchinas, cuyo adiós parece una realidad, después de más de un siglo. Por si fuera poco, y sin quererlo, Vera Cruz anuncia una Semana Santa, el mismo día en que el que fuera hermano mayor de la cofradía, Juan Meléndez Serván recibía cristiana sepultura.
Juan José Castiñeiras hizo bueno el dicho de lo que es una presentación de un cartel. Alejado de pregones desubicados, habló de la situación de Juan Pérez Bey a la hora de enfrentarse a un lienzo en blanco, resumió la obra y vida cofrade del autor y se centró en la obra pictórica de Pérez Bey.
“Después de buscar y buscar en su retina y en sus adentros decidió reflejar una imagen de hace dos años. El crucificado debía de encontrarse de espaldas; debía de ser una parte del todo, y siendo la más importante, debía de ser el vínculo de todo lo que le rodeara. El nexo conductor del fresco. El misterio Isleñísimo de la Vera Cruz iba naciendo en el centro del cuadro. Poco a poco. Las primeras pinceladas fueron tenues, casi tímidas, arrancando del blanco inmaculado tonos ocres de tierra y madera; siguieron otros trazos espaciados y pausados. Ya sentía a “su hijo” nacer bajo su pincel convertido en batuta. La trasera de aquel buque de traversas y madera iba brotando”, manifestó el presentador.
Juan José Castiñeiras describió el proceso de creación del cartel. “El cuadro iba naciendo, y el pintor dudó por un instante. La representación de la muerte siempre ha sido oscura, de colores ocres y grises. Pero esta vez el artista quería romper con lo establecido, y utiliza la acuarela para prenderlo de luminiscencia. No deja claro desde dónde nace la claridad; parece que viniera desde dentro de ese cuerpo humillado en la cruz, muerto y traspasado. Es como si la muerte no hubiera podido vencerlo en ese instante por completo. Es un resplandor que ilumina al mundo. Jesús, en su cruz, es el camino, la luz, el guía, el faro, el norte. Nos da y regala la esperanza de un mundo nuevo. Cristo, en la cruz, es el representante universal de los que sufren y lloran, a la vez que la esperanza de una vida eterna, llena de plenitud”, resaltó.
No faltó en la presentación, la alusión también al convento de las Madres Capuchinas. “A la izquierda el último bastión de la fe. Una fortaleza inexpugnable. Trazos armoniosos para un castillo, una morada. Homenaje verdadero y sentido de un pueblo que os quiere y os debe tanto. 125 años de entrega sin pedir nada a cambio. Os vais como vinisteis, en el más amplio anonimato. Ni si quiera el pintor quiso mancillar vuestra privacidad dibujándoos en la ventana. Esa ventana tan cerca del cielo. Cantando, rezando o tirando besos a vuestro amado. Ellas, que cada Semana Santa veían a su Amado, a su Esposo bien prendido,… o en el huerto, o con la Cruz al hombro. Ellas, que veían cada semana Santa cómo moría Jesús en una agonía escabrosa para resucitar cada domingo. Os vais como vinisteis, rezando, dando testimonio de amor y de vida. Felices con la más exigua y pequeña de las visitas; felices con una llamada al torno; nerviosas como un niño en la noche de Reyes cuando se acercaban los días de nuestra Semana Mayor”, manifestó.
Dentro de ese homenaje a las Madres Capuchinas, Juan José Castiñeiras, destacó su marcha. “Se van como llegaron. Sin reclamar, sin reproches a nada ni a nadie. Las trasladan. Allí quedará su convento vacío y desolado sin saber a ciencia cierta por cuanto tiempo. Las cofradías y hermandades seguirán pasando por Constructora Naval, aunque ya nada sea igual. Siempre nos quedará en la memoria la imagen de estas clarisas: Sor María del Carmen, Sor Inmaculada, Sor María del Pilar, Sor María Jesús y a tantas y tantas que durante 125 años vivieron entre nosotros, en la Isla de León, y se asomaron cada Semana Santa a la ventana del cielo para ver pasar a su Amado”, dijo.
Por último, Juan José Castiñeiras resumió el momento del pintor, a la hora de acabar su cartel: “Se desprendió con tranquilidad de su batín y lo colgó tras la puerta. En el momento que abandonaba la habitación volvió la vista atrás y contempló con orgullo su obra. El lienzo se había convertido en un grito que anunciaba la muerte y resurrección de su Dios, se había convertido en el anuncio de la pasión de su pueblo, de su Isla, de esta Isla a la que tanto amaba…”, finalizando su intervención entre los fuertes aplausos y la satisfacción del público.
Todo, después de que la alcaldesa de San Fernando, Patricia Cavada y el autor, Juan Pérez Bey, descubrieran el cartel anunciador.
Entrega de cubiertas al pregonero
La segunda parte del acto resultó también anecdótica con la entrega de las cubiertas al pregonero de la Semana Santa. Si la Permanente del Consejo nombraba el año pasado al Padre Pedro Enrique García Díaz, la renuncia de éste días atrás, hizo que se nombrara a Eduardo Albarrán Orte. Si el Domingo de Pasión, Eduardo Albarrán presentaba al pregonero de la Semana Santa y también periodista Antonio Campos Martínez, esta noche se han cambiado los papeles, y ha sido el pregonero de la Semana Santa 2015, quien ya deseó ver a Eduardo Albarrán en el escenario del Real Teatro de las Cortes, quien narraba su experiencia y daba el relevo a su amigo y nuevo pregonero.
Eduardo Albarrán agradeció la designación del Consejo y mostró sus deseos de agradar al público, pese al corto espacio de tiempo para escribir el pregón, en el que ya ha empezado a trabajar. Aseguró asumir la responsabilidad y del compromiso que supone. "A veces la noticia te coge de protagonista cuando menos lo espera", manifestó.
Con la presentación del cartel de la Semana Santa 2016, ya son dos los carteles han visto la luz, a menos de un mes para el inicio de la Cuaresma.