Marruecos tiene muy claro lo que a otros cuesta entender: con las cosas de comer no se juega. El Gobierno de Rabat, muy proclive a expresar sus enfados territoriales presionando a España con los movimientos migratorios, prefiere ser claro y tajante en la operación
Marhaba (bienvenida, en árabe).
Con las fronteras del país magrebí cerradas, España y Europa se ahorran unos cuántos quebraderos de cabeza. Una mínima especulación o el mero silencio del Ejecutivo marroquí podrían haber provocado el tránsito de decenas de miles de personas desde sus países de residencia hasta sus lugares de nacimiento en plena pandemia. La previsión era de espanto en Andalucía, y de terror en el Campo de Gibraltar.
Ahora bien, la decisión del Ministerio del Interior marroquí de mantener cerradas sus fronteras acaba con la desinformación, enemiga de cualquier dispositivo de este tipo en el que están implicados varios países de dos continentes. De momento, sabemos a qué atenernos, y eso es de agradecer. Habrá otro escenario el 10 de julio, cuando está previsto que finalice el estado de emergencia sanitario en el país vecino, y España deberá estar preparada. Más vale un
porsiacaso que un
madremía.
La salud de los españoles no puede depender de un cambio de estrategia marroquí, y una consiguiente apertura de fronteras que provocaría un efecto llamada para quienes aún (los menos) piensen en atravesar Europa. La información entre Madrid y Rabat tiene que fluir en este tema -también en otros-, y ser compartida con quienes sufren la servidumbre de su estratégica situación geográfica: los municipios del Campo de Gibraltar, Almería, Ceuta y Melilla.
En Algeciras están cansados de sus pésimas infraestructuras, pero apenas protestan. Aguantan estoicamente las incomodidades que supone cada año la operación Paso del Estrecho, aunque nadie les compensa por ellas; y están callados. Han vivido veranos de colapso por la llegada imprevista de vehículos magrebíes, y casi ni se les escuchó. Pero, la paciencia tiene un límite, y ése es la salud. Marruecos con las fronteras cerradas es una tranquilidad. Para otro escenario hay que estar informados, y muy preparados.