“Entre las nulas ganas del delegado y su falta de capacidad, tememos que vayan a nombrar a un pregonero a toda prisa y sin tiempo real para prepararse el discurso, lo que deja claro que ni al alcalde ni al concejal le importan el Carnaval y no tienen ningún problema en disimularlo”, insisten los socialistas, quienes confían en que “al final no se saquen a alguien de la manga que no tenga ninguna relación con el Carnaval, emulando a lo que hicieron hace unos años, cuando en Navidad vino Bertín Osborne a decir ‘hola buenas noches, disfruten ustedes de Chiclana. Gracias y hasta otra’, y a cobrar 6.000 euros”.
Por otro lado, desde el Grupo Socialista recuerdan el progresivo avance de la fiesta en los últimos años en la localidad, “gracias a las agrupaciones, a las peñas, a los centros educativos y demás colectivos, junto a los chiclaneros amantes de esta actividad lúdico-cultural, y siempre con el apoyo del Ayuntamiento”. “Esperamos que el equipo de Gobierno no haya decidido cargarse estas fiestas porque no sean de su agrado. Por la falta de decisión sobre qué va a hacer, por ejemplo, en el caso del pregonero nos tememos lo peor”. Asimismo, reclaman al Gobierno del PP que “siga las indicaciones del colectivo carnavalesco, representando por Achica. ¿Quién mejor para proponer actividades, horarios, lugares de los actos, etcétera, más cuando el delegado no tiene ni idea?”
Para los socialistas chiclaneros, “el Carnaval es una clara demostración, además, de ingenio, libertad, democracia y crítica. Si Ernesto Marín se caracteriza por no aguantar una sola crítica a su gestión es su problema. Lo que no puede hacer es querer que quienes no están de acuerdo con su nula gestión permanezcan callados y el Carnaval es un excelente momento para la crítica, por lo que el alcalde, sea quien sea, debe tolerarlas y saber llevarlas”.
Finalmente, desde el Grupo Socialista recuerdan que “ésta no es la primera ocasión en que Fiestas da muestras de desorganización y de una pésima gestión. Hay que recordar que en la pasada Cabalgata de Reyes decidió comprar caramelos de baja calidad porque eran más baratos. Además, lo hizo a una empresa externa, que no era ni de Chiclana ni de la provincia de Cádiz, sino de Huelva”. “Al final, la determinación resultó un desastre y solo la cesión de cientos de kilos de caramelos por parte de la asociación de Reyes Magos propició que hubiera suficientes durante todo el recorrido, ya que de lo contrario más de la mitad del mismo se hubiera realizado sin un solo caramelo”, concluyen.