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La familia del hostelero que murió esperando una ambulancia lleva el caso a los juzgados

“Estamos destrozados; esto es muy duro. No queremos que le vuelva a ocurrir a nadie”

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  • Bar Ministro, donde se produjeron los hechos. -

Olga todavía habla en presente de su padre. El corazón del hostelero jerezano José Ramón Domínguez, de 68 años, se apagó a las puertas de la Nochebuena, el pasado 21 de diciembre. Lo hizo casi sin avisar, en el bar Ministro, en el camino de Albadalejo, uno de sus negocios por los que tanto peleó para ganarse una jubilación de la que casi no ha podido disfrutar. Según relata su hija a VIVA JEREZ, esa mañana, como cualquier otra desde que había iniciado esta nueva etapa más tranquila pero sin desvincularse de la hostelería, se había acercado por si hacía falta algo. Se tomó un café y comenzó a sentirse mal. Eran las once de la mañana. No dio tiempo a más. Empezó a marearse y se desvaneció delante de sus empleados y sus clientes de toda la vida. La Policía Local no tardó nada en llegar. No ocurrió lo mismo con la ambulancia. Y no fue porque no insistieron. “No apareció hasta más de una hora después”, denuncia. Cuando lo hizo, ya era demasiado tarde. Solo pudieron certificar la muerte de José Ramón. Mientras tanto, en todo ese tiempo, dos agentes de la Policía Local intentaron reanimar a su progenitor sin éxito. “Se portaron muy bien, aunque no contaban con los medios necesarios. Estuvieron una hora dándole masajes y llamando a la ambulancia; al parecer era la única que había y venía de Sanlúcar. Cuando llegaron ya no pudieron hacer nada", se lamenta. Tampoco entiende que "a 200 metros del bar haya un centro de salud donde siempre suele haber ambulancias fuera" y tampoco sirviera de nada. 

Su padre siempre había tenido una salud de hierro, por eso Olga cree que si hubiera recibido una atención sanitaria a tiempo, hubiera salido adelante. “Nunca había estado enfermo, ni se había dado de baja, era súper fuerte. Se había hecho una analítica hace poco; no había tenido problemas de corazón. Si esa ambulancia no hubiera tardado tanto, mi padre estaría aquí conmigo”, asegura. Por esta razón, se ha armado de valor y ha decidido llevar el caso al juzgado para que se abra una investigación y se depuren responsabilidades si las hubiera habido. “Hemos pedido la autopsia. Mi padre murió de un edema pulmonar derivado infarto de corazón”, aclara. En casos de emergencia como los de su progenitor, ganar tiempo es crucial. Y esa mañana, como recalca, la espera se alargó más de una hora, aunque luego llegaran dos ambulancias. “Es que para estos casos la ambulancia no puede tardar más de 15 minutos”, advierte, remitiéndose al Plan Andaluz de Urgencias y Emergencias. A día de hoy, asegura, todavía nadie le ha dado una explicación de la demora, más allá de que “no había ambulancias y que esta venía de Sanlúcar”. “Nadie nos dice nada, aquí se tapan unos a otros. Fui desesperada a la Policía Local para que me informaran y allí se llevaron las manos a la cabeza cuando dije lo que tardó la ambulancia en llegar”, detalla.

De allí se fue al juzgado. Solo quiere que nadie vuelva a pasar lo mismo que ella y su familia. En su casa están “destrozados”. “Hoy le ha pasado a mi padre, de 68 años y sin estar enfermo, pero esto le puede pasar a cualquiera: a un niño, a una mujer embarazada….no quiero que esto vuelva a ocurrir. Es muy duro. Si hubiera venido una ambulancia y le hubieran atendido mi padre estaría aquí. No ha sido un accidente”, apostilla.

Ella no ha sido la única en denunciar este caso. La Federación Local de Asociaciones de Vecinos Solidaridad fue la primera en hacerse eco de este suceso y contarlo en sus redes sociales. También en el Pleno del Ayuntamiento de Jerez del pasado 26 de enero salió adelante una propuesta de Vox para aumentar el número de vehículos sanitarios en la ciudad.

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