Un minimalismo muy íntimo fue la estética característica del escenario para Santiago Souvirón. La tierra, la familia y la fe fueron los tres pilares en los que se basó el exorno de las tablas del Cervantes. Tres instantáneas que plasmaban estos tres conceptos rodeaban el escenario y que mostraban la fachada del Obispado, un pequeño nazareno y las manos entrelazadas de la Virgen de Fe y Consuelo. En el centro, una mesa con las tapas del pregón, una dolorosa y las medallas corporativas de cada una de sus hermandades. Con traje oscuro o corbata en tonos verdes en honor a la Virgen de Gracia y Esperanza, su gran devoción, el pregonero se colocó en el centro del escenario y con voz clara y segura fue desgranando su texto.
La música volvió a corar una gran importancia. La banda Nuestra Señora de la Paz, que participaba por primera vez en un pregón, fue le encargada de poner los compases con el siguiente repertorio:
- Himno Nacional
- Himno de Andalucía
- La Soledad del Sepulcro (Fco. Javier Moreno)
- Santa María del Monte Calvario, Saeta malagueña (José Manuel Bernal)
- Frente a ti (Eloy García)
- Maryam (Fco. Javier Criado)
Esta última pieza fue estrenada con motivo del pregón y además ha sido regalada por el propio Souvirón a la Virgen de Gracia y Esperanza.
También participó la capilla musical Nuestra Señora de los Dolores que interpretó las piezas ‘Virgen de la Santa Cruz’ (Santiago Otero) y ‘Virgen de los Dolores’ (Miguel Pérez)