La explosión que se produjo en la noche del miércoles en una fábrica de fertilizantes de la localidad de West, en el estado de Texas, se sintió en viviendas situadas a 80 kilómetros a la redonda y provocó un terremoto de 2,1 de magnitud en la escala de Richter, según ha informado el observatorio geológico de Estados Unidos (USGS).
"Ha sido como una bomba nuclear", ha declarado el alcalde de West, Tommy Muska, citado por la CNN.