En noviembre de 2017, el Colectivo de Víctimas del Terrorismo en el País Vasco (Covite) y el Observatorio Internacional de Estudios sobre Terrorismo (OIET) sentaron en una mesa a dos de los principales expertos en el extremismo, Luis de la Corte y Hana Jalloul, para abordar el fenómeno y coincidieron en que no se puede combatir “exclusivamente en el ámbito estricto de la seguridad”. Al término del debate, apuntaron al origen del problema: la educación, la actividad empresarial privada, la política, la psicología, la sociología de los medios de comunicación.
Sin embargo, “las políticas antiterroristas están más enfocadas a detectar la radicalización temprana que a la prevención”. Y la prevención, señala el director del OIET, Carlos Igualada, es la clave. “Soy de los que piensa que existe una línea roja en cuanto a radicalización y en el momento en el que esta línea se pasa es imposible revertir un proceso de radicalización”, agrega.
La Comisión Islámica de España (CIE) está en permanente contacto y colaboración con las autoridades a nivel estatal, autonómico y local para mantener bien alejada de esa línea roja a personas vulnerables. Su presidente, Riay Tatary, informa de que la entidad “ofrece un amplio abanico de actividades y eventos como conferencias, jornadas de diálogo y convivencia, cursos , seminarios, los mismos sermones de los imames en el seno de una sociedad plural y el diálogo con los poderes públicos y el tejido social para conseguirlo”.
Tal y como señala Francisco José Dacoba, director del Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE), en la última edición del Anuario del Terrorismo Yihadista 2018, editado por el OIET, “la verdadera, definitiva deslegitimación (del yihadismo) solo puede venir desde el seno del propio Islam”. Para ello, añade Tatary, es preciso “una buena educación religiosa”. “Es esencial la contratación de profesores de Religión”, demanda, porque, advierte, “los actuales 80 profesores contratados son una cifra insuficiente”.
Los datos de la Consejería de Educación, obtenidos por este medio a través del Portal de Transparencia de la Junta, indican que la asignatura se imparte en este curso solo a 618 alumnos en 18 centros, todos de Infantil y Primaria; ni uno solo en Secundaria y Formación Profesional. Los docentes y la comunidad islámica han reclamado más recursos económicos y humanos para atender la demanda. Por otro lado, unos 550 jóvenes reciben formación en 17 mezquitas gaditanas, según el presidente de la Comisión Islámica de Jerez, Ibrahim Alilou.
Pero Tatary va más allá de las aulas y reclama “la plena igualdad de derechos y oportunidades para que no pueda anidar ningún sentimiento de rencor o heridas en el corazón de los niños, niñas y jóvenes”. Especialmente, explica, “los y las que portan el hiyab”, prenda que reivindica, al tiempo que pide “que se acepte y normalice la convivencia sea cual sea el complemento de motivo religioso” que lleven en el día a día. En tercer lugar, considera que “se debe prestar atención para evitar las exageraciones en la vigilancia ya que una errónea interpretación de lo observado puede estigmatizar a inocentes e incluso provocar” justo lo que se trata de evitar: la radicalización. E insiste: la “presunción de culpabilidad si se es musulmán e incriminaciones sin necesidad podrían incluso provocar la reacción del sujeto contra el sistema y un rencor contra la violencia, simpatizando con la violencia”.
El perfil que traza del extremista Moussa Bourekba, investigador de Barcelona Centre for International Affairs (Cidob) para OIET en 2018 señala como causas de la radicalización “la polarización el sentimiento de exclusión social y política, las experiencias de injusticia (sentirse ciudadano de segunda zona) o de humillación (delito de odio o control policial abusivo). Igualada remarca que “el terrorismo yihadista seguirá siendo una atracción para miles de personas que no tienen perspectiva ni posibilidad de futuro”, vinculado a jóvenes con antecedentes por delincuencia común, que, además, “quedan a un solo click de adentrarse en un proceso de radicalización que los convierta en potenciales terroristas”.
En este sentido, el portavoz del OIET alerta de que “la autoradicalización es una realidad muy extendida a partir del uso de las redes sociales y las nuevas tecnologías”, otro de los factores de riesgo a tener en cuenta. “Hoy en día es muy fácil tener acceso a un chat o grupo yihadista en Telegram u otras aplicaciones en las que obtener manuales de fabricación de explosivos”, por ejemplo. La manera de combatir el adoctrinamiento online es similar, en cualquier caso, al offline, además de controlar el contenido digital, como señala el experto en terrorismo yihadista David Garriga: aportar a los jóvenes recursos más atractivos a los jóvenes que los que les ofrecen los asesinos.