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Muere la cocinera catalana Mey Hofmann a los 69 años

La chef cursó estudios en el Liceo Francés de Barcelona y en Alemania, y posteriormente estudió Ciencias Económicas, arquitectura de interiores, gemología y diseño de joyas, si bien realizó su gran apuesta por aquello que la hizo famosa, la gastronomía

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La chef catalana Mey Hofmann, impulsora de la escuela de cocina barcelonesa que lleva su nombre, ha muerto la mañana de este martes a los 69 años tras una enfermedad que le fue diagnosticada en enero, han informado a Europa Press fuentes del centro educativo.

   Su velatorio se abrirá a partir de las 12.00 horas de este miércoles en el tanatorio de Sant Gervasi, y el funeral será el jueves a las 13.00 horas en el mismo lugar.

   Hoffman, que recibió una estrella Michelin por su restaurante, nació en Barcelona de padre alemán y madre catalana y se había especializado en pastelería.


   La chef cursó estudios en el Liceo Francés de Barcelona y en Alemania, y posteriormente estudió Ciencias Económicas, arquitectura de interiores, gemología y diseño de joyas, si bien realizó su gran apuesta por aquello que la hizo famosa, la gastronomía.

   Descubrió su pasión por la cocina cuando era niña, en Alemania, y su instinto le valió una estrella Michelin en 2004, un reconocimiento que la proyectó al mundo culinario internacional.

   La Escuela de Cocina Mey Hoffman, con más de 30 años de trayectoria, ha sido un epicentro de la cultura gastronómica para alumnos nacionales e internacionales.

   Además de su escuela, regentaba la pastelería Hofmann, una terraza situada en el teatro La Seca Espai Brossa y los restaurantes Taverna Hofmann y Hofmann Bistrot, todos situados en la capital catalana.

   Hoffman también publicó algunos libros, como 'Hoffman', un recorrido por sus principales técnicas de repostería; 'Fuego y pasión en la cocina' y 'Socorro, tengo invitados', donde enseñaba a realizar recetas para grandes ocasiones.

   Su plato favorito y que nunca salió de la carta de su restaurante era la tarta de sardinas, servida con un sofrito y pescado del día: "Nunca la podré quitar de la carta", decía.

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